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Los Tercios Españoles http://es.geocities.com/capitancontreras
Hace unos cuantos años ya, bastantes, cuando era un
joven alumno en un
centro de enseñanza militar, cayó en mis manos un libro que hizo cambiar
mi
concepto de la historia de España, y que la convirtió, de un aburrido y
tedioso listado de acontecimientos más o menos inconexos, en algo
excitante,
con sus héroes y villanos, sus aventuras y grandes hazañas. Solo tenía
una
"pega"; estaba escrito por un señor del siglo XVII y su
vocabulario se me
antojaba arcaico, por lo menos igual que El Quijote. Algo así como
cualquier
texto contemporáneo le puede parecer extraño a un joven de nuestros días
maldecido por la LOGSE. El escritor lo titulaba: "Discurso de mi vida
desde
que salí a servir al Rey, de edad de catorce años, que fue el año de
1597,
hasta el fin del año de 1630, por primero de octubre, que comencé esta
relación". Lo firmaba un tal Alonso de Contreras, Capitán. Aquella
lectura,
amén de enriquecer mi vocabulario en bellos arcaísmos, me abrió el
apetito y
el gusto por los acontecimientos de una época grande para España que yo
acoto, sin menospreciar otras pretéritas y futuras, desde la conquista de
Granada en 1492 hasta la batalla de Rocroi en 1630. En ese acotado histórico
se puede decir que España marcaba al resto del mundo el ritmo a seguir.
Me
imagino que un norteamericano del siglo XXlV sentirá lo mismo que yo
cuando
estudie la historia de su país los primeros años del siglo XXI; claro
está,
salvando las distancias espacio-temporales y algunas más.
Alonso Contreras solo estuvo en los Tercios de soldado al principio de su
carrera militar, ya oficial se dedico sobre todo a navegar y combatir por
el
Mediterráneo, haciendo algunas apariciones en la ruta de Indias.
Pero lo uno lleva a lo otro y así, también, descubrí los Tercios de
Infantería Española. Las campañas, los combates, las conquistas, la
victoria... ¡el Imperio!; todo ello me sedujo y me llevó a pensar que el
puesto que ocupaba en mi compañía perteneció, sin duda, a uno de esos
piqueros o arcabuceros o, por que no, a uno de esos alféreces o capitanes
que pasearon sus banderas por aquellos dominios en los que no se ponía el
Sol; y que España no es obra de un día, de una época ni de un individuo
o
individuos, sino la suma de voluntades y esfuerzos, que trasciende el
tiempo, una realidad histórica inmutable, le pese a quien le pese. A
nadie
le quepa duda de que cuando España encuentre otra gran empresa colectiva,
volverá a ser grande como en sus mejores tiempos.
A lo largo de ese siglo y medio tuvimos enemigos nobles, como el francés
Bayardo, el caballero sin miedo y sin tacha, y ruines como el príncipe de
Orange, uno de los urdidores junto a los ingleses, y algún que otro
traidor
español como Antonio Pérez, de la panfletaria leyenda negra antiespañola,
que aún hoy, tiene adeptos a pesar de haber sido desmentida por
reconocidos
historiadores, no solo hispanos, sino también anglosajones.
Al lubricán del Medievo surgen profundas transformaciones de orden
social,
político y militar que contribuyen al nacimiento de los modernos estados
europeos. En el ámbito militar y como resultado de la superación de la
estructura medieval se evoluciona de la mesnada, obsoleta ya, a unidades
profesionales y permanentes inspiradas en la legión romana, no en vano
estamos en el Renacimiento, que también afecta al arte de la guerra.
En España, esa milicia profesional y permanente comienza a esbozarse en
la
corona de Aragón con motivo del contencioso que Fernando el Católico
mantiene con el francés por el dominio de territorios en lo que ahora es
Italia. En 1496 se organiza la Infantería en compañías de quinientos
hombres, y para superar su capacidad de combate, posteriormente se la
integra en la Coronelía, que estaba formada por veinte compañías de
Infantería más un complemento de Caballería y Artillería.
Responsable directo de estas mejoras es don Gonzalo Fernández de Córdoba,
el
Gran Capitán, que representa un cambio profundo en el Ejército. Vencedor
en
Ceriñola (1503) y Garellano (1504) contra los franceses que no
tuvieron más
remedio que rendir la plaza fuerte de Gaeta y retirarse de Italia. Sus
hazañas le valieron el Virreinato de Nápoles, aunque también su éxito
le
acarreó enemistades y envidias. La verdadera dimensión de este genio del
arte militar está en el revolucionario empleo táctico que hizo de las
armas,
combinando la Infantería, la Artillería y la Caballería para sacar
mayor
provecho a sus efectivos, así como el aprovechamiento del terreno en
beneficio propio.
En 1516 un joven adolescente de dieciséis años nacido en Gante; feo,
delgado
y prognato; hace aparición en España. Carlos, fruto de las ingenierías
matrimoniales de sus abuelos, hereda el Imperio más descomunal que se
conoce
hasta la fecha, y no puedo menos que hacer una corta relación de ello a
fin
de que el lector se haga una idea de las dimensiones colosales de la
herencia del pálido muchacho venido de Gante:
De su familia materna -hijo de doña Juana I y nieto de los Reyes Católicos-
Hereda Castilla, Aragón, Canarias, Navarra (definitivamente en 1521),
Sicilia, Nápoles y el Nuevo Mundo descubierto y por descubrir. De su
familia
paterna -hijo de don Felipe el Hermoso y nieto de Maximiliano de Austria y
María de Borgoña- hereda Austria y los Países Bajos.
Con el Emperador España se convierte en el eje y el combustible de la
dinámica europea. La sangre de sus soldados y el oro de las Indias
engrasan
la gigantesca maquinaria, tanto es así que nuestra nación, después dos
siglos, queda exangüe de hijos, paupérrima y endeudada con las bancas
europeas.
Los enemigos a batir en este periodo son los herejes luteranos, los
franceses y los turcos; y para defender la Unidad político-espiritual de
este embrión de Unidad Europea, el César Carlos transforma su Ejército
y
organiza la Infantería en Tercios. A partir de entonces estas unidades
asombrarán al mundo por su disciplina y eficacia. Se crean así los
primeros
Tercios en Lombardía, Nápoles y Sicilia.
En fin, es una historia larga e interesante aunque en los libros de los
escolares de hoy ocupe un par de renglones, si acaso. Si estás interesado
en
saber más sobre estas unidades, te invito a visitar la página Web que
hace
tiempo preparé, con ánimo lúdico y sin pretensiones eruditas, ni mucho
menos
económicas, sobre los Tercios de Infantería Española.
Alonso Contreras
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